Si algo nos identifica como latinoamericanos son estas historias de fantasmas, apariciones y espíritus de otras dimensiones.
En la Isla de Margarita, Venezuela no es la excepción, en el poblado de Santa Ana se cuenta la historia de los angelitos de la Abuela de Jesús. Del 26 de julio al 2 de agosto, dicen que los niños puros, libres de pecados podían oír y ver a estos seres especiales. Era una semana que los más pequeños debían estar atentos para verlos y escucharlos.
Otro relato popular y que pude ver en persona es la devoción por las animas benditas del purgatorio, mi madre solía colocar una vela los lunes, en especial cuando le solicitaba algún favor, promesa u otra petición. El pago era con oración y la vela, mientras se cumplía la petitoria.
Mi madre decía que las animas eran muy celosas, si le solicitabas su intersección debías cumplirle, de lo contrario, en la casa y en especial a la persona que hizo el ruego eran visitados por las animas y comenzaban a exigir el pago por el favor.
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No puede faltar el fantasma para asustar a los niños y en Nueva Esparta se le conoce como la colmillona, su relato dice que esta mujer por avaricia vendió su alma al diablo y este le dio dinero en abundancia, a cambio de su espíritu, la mujer luego de botar el dinero en vicios, para burlar el pacto con el demonio, comenzó a robar niños, para dárselo al maligno que le succionaba la sangre y así la mujer se libraba de pagar su promesa.
Cuando llego el día de su muerte, la mujer fue a dar al infierno, y este al gustarle las ofrendas de los niños manda a la colmillona a la tierra para que robe los bebes para saciar su apetito maligno.
En la Isla de Margarita otros personajes famosos son los duendes, estas criaturas que según son niños que murieron sin ser bautizados y no fueron sepultados en tierra santa.
Estos duendes hombre o mujer, andan buscando enamorar, a la víctima la cortejan con dulces y la van hechizando hasta poseer su alma, son espíritus burlones que también hacen travesuras, esconden cosas, molestan a los bebes, pueden ser vistos por personas con la capacidad de ver muertos.
La forma de liberase de estos espíritus es envolviéndose en una sábana negra, o colocando crucifijos. También dicen que los duendes no les gusta que las personas hagan cosas poco higiénicas con la comida.
Las personas que se enamora de un duende solo pueden ser rescatadas por su madrina o padrino, utilizando agua bendita y la oración. En lo personal un relato familiar que escuche desde muy niño, hacía referencia a la muerte a una edad muy temprana de una hermana de mi abuela, que según, un duende se enamoró de ella y se la llevo, esta historia, decía mi abuela, lo afirmaban que la encontraron vestida de ropa formal, sentada junto a su cama y con un ramo de flores en su mano, sin haber salido de la casa y sin haber ningún familiar traído flores a su cuarto ese día.
Estos mitos forman parte de la narrativa popular Margariteña, y junto con experiencias propias, las comparto con mis apreciados lectores, también conté con el apoyo bibliográfico de José Joaquín Salazar Franco (Cheguaco) y su trabajo literario: Mitos y Creencias Margariteñas.
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